Nada más propio de la Filosofía que iniciar un blog cuestionando la propia Filosofía.
Pocos acuerdos habrá entre filósofos, pero parece que es comunmente aceptado que la situación de la Filosofía se caracteriza por la falta de un objeto claro de estudio; la ausencia de una metodología compartida; el carácter residual, como consecuencia de que los temas de la Filosofía se han convertido en disciplinas propias y autónomas, con la salvedad de la lógica; la futilidad de sus problemas, considerados por muchos pensadores como sutiles pasatiempos intelectuales; y por último, el hermetismo provocado por el uso de una terminología oscura.
Ante tal panorama la pregunta cae por si sola, ¿pero esto sirve para algo?
Filosofía a mano armada
Bueno quizá venga bien recordar lo que decía Feretro, aquel extraño profesor de Filosofía que protagonizaba la novela de Trebor Fisher Filosofía a mano armada.
«Los grandes pesos pesados de la antigüedad no están ahí para ser admirados sino para que los levanten, para ser probados con la musculatura de tu mente. Las prosificaciones de los grandes no son más útiles que las pesas bajo la cama si no se usan para hacer ejercicio»
Quizá sea este el único problema filosófico propiamente dicho pues, como todos ya sabemos, “no hay problemas filosóficos”.
Finalizamos ya esta entrada con un enlace a unas secuencias de la película Wittgesntein. Derek Jarman en las que, si tenéis paciencia y llegáis al final, se plantean algunas cuestiones sobre el lenguje, la relación entre el lenguaje y el mundo y la función de la filosofía.
Se admiten comentarios sobre las famosas clases que impartía Wittgenstein
A final del curso volveremos a leer esta entrada y a revisar los comentarios, si es que lo hay.
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