Publicado en Filosofía, Filosofía de la ciencia, Filosofía y literatura

Cocina, limpia y gana el premio Nobel


Cuando en 1977 Rosalyn Yalow recibió el premio Nobel de Medicina, la revista  Family Health tituló la noticia «She Cooks, She Cleans, She Wins the Nobel» (“Cocina, limpia y gana el Nobel”), lo nos permite hacernos una idea de cuál era la concepción imperante de la relación entre mujer y ciencia. La relación de la mujer con la ciencia siempre ha sido problemática, y aunque hoy día las aportaciones de la mujer al desarrollo de la ciencia se han normalizado, sin embargo no es muy habitual encontrar científicas que además de su labor investigadora y docente se dediquen a la divulgación científica. Vamos a ver tres magníficas excepciones a esta “norma”.

Maria Konnikova, (web personal) licenciada en Psicología en la Universidad de Harvard,  en su libro Sherlock Holmes, the mindful detective recurre al famoso detective para enseñarnos cómo trabaja nuestra mente y cómo podemos mejorar algunas de nuestras habilidades cognitivas. El éxito de  Holmes en sus investigaciones residía en su especial habilidad para “ser consciente de nuestro entorno” y poder obtener toda la información relevante que hay en él y desechar la información que sea superflua. Conocer cómo funcionan nuestros sentidos y cómo interaccionan con el medio es la clave para poder mejorar nuestra capacidad de actuar como el gran detective, y hacer las preguntas adecuadas para obtener las respuestas correctas.

María Konnikova recurre a la analogía que Conan Doyle utilizó en su novela Estudio en escarlata en la que Holmes describe cómo es el cerebro.

«Yo creo que, originariamente, el cerebro de una persona es como un pequeño ático vacío en el que hay que meter el mobiliario que uno prefiera. Las gentes necias amontonan en ese ático toda la madera que encuentran a mano, y así resulta que no queda espacio en él para los conocimientos que podrían serles útiles o, en el mejor de los casos, esos conocimientos se encuentran tan revueltos con otra montonera de cosas que les resulta difícil dar con ellos. Pues bien: el artesano hábil tiene muchísimo cuidado con lo que mete en el ático del cerebro. Sólo admite en el mismo las herramientas que pueden ayudarle a realizar su labor; pero de éstas sí que tiene un gran surtido y lo guarda en el orden más perfecto. Es un error el creer que la pequeña habitación tiene paredes elásticas y que puede ensancharse indefinidamente. Créame, llega un momento en que cada conocimiento nuevo que se agrega supone el olvido de algo que ya se conocía. Por consiguiente, es de la mayor importancia no dejar que los datos inútiles desplacen a los útiles»

La primera herramienta que hay que guardar en el ático, nos dice M. Konnikova es la observación, y  a partir de ella, la imaginación, la creatividad y la capacidad de deducción. Con estas herramientas y la capacidad para no dejar de conocer y de estudiar podremos hacer un correcto mantenimiento del ático.

M. Konnikova además de su web personal y de una columna semanal dedicada a psicología y literatura en Scientifc American tiene el blog Big Think y realiza su tesis doctoral en  Columbia University

Valeria Edelsztein es doctora en química e investigadora en CONICET. También es columnista de «Científicos Industria Argentina»Canal 7”y  productora de contenidos de Proyecto G Canal Encuentro y además ha escrito dos libros de divulgación científica centrados en el papel que la mujer cumple como un elemento clave en la transferencia de conocimiento y ciencia.

Los remedios de la abuela

Los remedios de la abuela. Mitos y verdades de la medicina casera. (2011. Edición S. XXI) Se trata, de un compendio abuelístico de remedios caseros que se ha trasmitido de generación en generación y que se basan en el ensayo y error y en el principio básico, más genérico y no menos peligroso, de que lo que no mata engorda.

Valeria Edelsztein desglosa algunos de estos remedios caseros buscando su base científica aprovechando la ocasión para desmontar algunos mitos y contarnos las curiosas historias que hay detrás de ellos. El último capítulo del libro está dedicado a analizar las posibilidades que ofrece la “medicina a la carta” mediante la utilización de los biofármacos.

En mayo de 2012, Edelsztein ganó el primer Premio Internacional de Divulgación «Ciencia que Ladra» con su segundo libro Científicas: cocinan, limpian y ganan el premio Nobel (y nadie se entera) (S. XXI editores).  En el libro podemos encontrar las contribuciones que las mujeres han hecho a la ciencia,  desde Hipatia de Alejandría, la primera matemática de la que se tiene referencia hasta esas premios Nobel que además limpian y cocinan.

Además de ser una buena ocasión para conocer el papel destacado, y muchas veces desconocido, que las mujeres han tenido en el desarrollo científico, se trata de una magnífica ocasión para reivindicar la necesidad de incorporar de una forma más visible a la mujer a la ciencia y a la tecnología. “Hay que romper barreras, pasar del desconocimiento al reconocimiento. Conocer a las mujeres que hicieron ciencia, en circunstancias más adversas que las actuales, es una forma de despertar vocaciones. Y que muchas puedan demostrar lo que valen”. (El País 4/01/2013)

Os dejo algo que quizá os resulte útil después de estos días de atracones

El currículo de Sonia Fernández-Vidal es apabullante, especialmente si tenemos en cuenta que nació en 1978: Doctora en Óptica e Información Cuántica por la Universidad Autónoma de Barcelona. En 2003 contribuyó  a través del CERN en el proyecto LHC (El colisionador de hadrones cerca de Ginebra). En 2005 colaboró con la división teórica en el Los Alamos National Lab LANL en un proyecto sobre la decoherencia e información cuántica. También contribuyó en 2006 en un proyecto europeo sobre computación cuántica escalable con luz y átomos a través del Instituto de Ciencias Fotónicas ICFO. A partir de 2009 trabaja como docente e investigadora en la Universidad Autónoma de Barcelona.

Sonia Fernández-Vidal ha escrito recientemente dos novelas que tienen un trasfondo científico. La primera es La puerta de los tres cerrojos (2011. LA GALERA, S.A. EDITORIAL) en la que se cuentan las aventuras de Nico, un adolescente que tiene “experiencias cuánticas” al entrar en una misteriosa casa en la que, con la ayuda de unos extraños personajes -tan extraños como permite la física cuántica- podrá cumplir con la misión que se le presenta al entrar en ese extraño mundo.

En su segunda novela, Quantic Love. La novela que resuelve la ecuación del amor. (2012. LA GALERA, S.A. EDITORIAL) Laila, que trabaja como camarera en el CERN para costearse sus estudios, deberá despejar las dos variables que componen la ecuación de su vida, una es un periodista suizo y la otra una científico estadounidense que esconde un gran secreto. “En el verano más emocionante de su vida, descubrirá que la ciencia puede ser sexy y que el amor es la energía más poderosa del Universo”.

En fin, tres magníficos ejemplos de que la ciencia puede ser interesante, divertida y sexi. No encuentro más escusas para invitaros a que estudies.

«Gravitation is not responsible for people falling in love.»

ALBERT EINSTEIN

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Autor:

Manuel Daza Ramos. José Luis Fernández Moreno. Profesores del Departamento de Filosofía IES Mediterráneo. Salobreña (Granada)

Un comentario sobre “Cocina, limpia y gana el premio Nobel

  1. ¡Buenas!

    Habría que admitir que es cierto,de hecho,no hace falta irse muy lejos, echando un vistazo a los libros de ciencias de años anteriores y en algunos casos, actuales ,podemos observar que en su mayoría son escritos por hombres o quizá haya mujeres,pero pocas.

    Aunque también hay que tener en cuenta que anteriormente el mundo era prácticamente para los hombres y la casa para las mujeres,al no disponer de ninguna educación ninguna mujer podía permitirse saber ciencia,y casi, podríamos decir que ni los hombres,entre guerras,revoluciones y algunas situaciones de caos más en las que se podía encontrar un país era difícil pensar en ciencia cuando por otra parte debías de estar atento a que no te cortaran el cuello,sin olvidar también por supuesto el poder que ejercía la iglesia,el rey y la nobleza en la vida social de un país, y aún así cuando se pudo era considerada un «bicho raro» la mujer que osaba saber más de ciencia que un hombre,o mucho menos sacar sus propias teorías a la luz, por suerte la sociedad no se estancó y las mujeres que sabían y de hecho,a veces más que los hombres de ciencia pudieron salir al mundo y demostrar su valor,aunque sigo teniendo la sensación de que persiste gente que no ve encajar del todo a la mujer en la ciencia,pero para ello tenemos estas mujeres modelo para aquellas personas,que demuestran cada día sus conocimientos y poco a poco nos abren más a este mundo.Quizás,como con este comentario hemos hecho hoy a dos clases de bachillerato también la propia sociedad deberíamos hacer una llamada de atención a los medios de comunicación y en general a todo lo que nos rodea y demostrarles que queremos un cambio respecto a la mujer y la ciencia y que nosotros,la sociedad a quienes nos afecta,queremos y estamos dando el primer paso y como tal pedimos que ellos también lo hagan.

    Es también interesante mencionar el titulo,»Cocina,limpia y gana el premio nobel»,aunque me alegra mencionar que por suerte el hombre cada vez está mas implicado en esas tareas a parte de la mujer hay que decir que es «un toque de atención» a la sociedad para que tanto hombres como mujeres sigamos luchando por un mundo más justo para ambos.

    Os dejo aquí una lista de las 10 mujeres científicas más importantes de la historia:

    http://www.ojocientifico.com/2009/07/05/las-10-mujeres-cientificas-mas-importantes-de-la-historia

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