Publicado en Ética, Filosofía política

Un mundo feliz


Autor: Álvaro García

Curso: 1º Bachillerato

Recientemente he estado sumido en la lectura de la magnífica obra de Aldous Huxley «Un Mundo Feliz» (1932) en la cual se plantea la distopía de un mundo futurista en el que no existe la pobreza, ni el hambre, ni la enfermedad, ni la guerra y la tecnología es suficientemente avanzada como para no renegar nunca de lo considerado «progreso».

Para hacer esto posible se ha erradicado la convivencia familiar, la variedad cultural, el arte, la literatura, la religión… incluso se mantiene a los ciudadanos permanentemente ocupados para que no inviertan su tiempo en pensar y reflexionar, sino para cumplir el cometido para el que han sido asignados desde que nacen (rendir en sus respectivos oficios, alimentarse, dormir… y poco más). La necesidad de cubrir el tiempo de ocio, de mantener relaciones de compañerismo o de satisfacer el deseo sexual se suplantan con drogas legalizadas (y suministradas) por el gobierno como el soma o la escopolamina, o bien por simulaciones artificiales de aquello que se desea hacer (siempre que las leyes estatales lo permitan).

Hablamos de un mundo en el que el ser humano practica el cultivo embrionario clasificado en laboratorios para asegurar la continuidad de la especie, esto es, se somete al embrión a una serie de tratamientos para obtener un ser humano con las características estándares establecidas (existen cuatro tipos básicos de seres humanos: alfas, betas, gammas y epsilones. Cada uno responde a unas capacidades fisiológicas que lo distinguen del resto de tipos y, en función de ellas es como se distribuye a las personas para cubrir los distintos sectores de trabajo del sistema).

A los niños se les mantiene desde que nacen hasta cierta edad en grandes recintos a modo de guarderías donde se les somete a sesiones de condicionamiento neo-pavloviano para que, al alcanzar la edad adulta realicen sistemáticamente cualquier trabajo y que la producción del país no decaiga ni un solo momento, y para que solamente sientan predilección a realizar actividades que conlleven un consumo financiero para estar impulsando la economía constantemente sin dar lugar a variaciones bruscas en las gráficas.

«El frío se aliaba a la incomodidad en la forma de intensos rayos X. En el momento de su decantación, los embriones sentían horror por el frío. Estaban predestinados a emigrar a los trópicos, a ser mineros, tejedores de seda al acetato o metalúrgicos. Más adelante, enseñarían a sus mentes a apoyar el criterio de su cuerpo.

– Nosotros los condicionamos de modo que tiendan hacia el calor – concluyo Mr. Foster -. Y nuestros colegas de arriba les enseñarán a amarlo.

– Y éste – intervino el director sentenciosamente -, éste es el secreto de la felicidad y la virtud: amar lo que uno tiene que hacer. Todo condicionamiento tiende a esto: a lograr que la gente ame su inevitable destino social

Aldous Huxley: Un mundo feliz.

La hipnpedia es también una terapia muy utilizada que consiste básicamente en la repetición de una grabación de sonido al oído de los niños durante sus horas de sueño a fin de inculcarles conocimientos, reglas o procedimientos que se crean correctos.

En resumen, la utopía irónica de un sistema mundial centralista en el cual las normas se acatan de forma sistemática, resultado de condicionamientos y suministro de drogas a los individuos de la sociedad y cuya trascendencia ha sido la supresión de todo aquello que el ser humano considera destructivo, no productivo y antiprogresista.

Para abrir el debate planteo las siguientes cuestiones: ¿Es la concesión del libre pensamiento lo que corroe desde dentro las bases de la sociedad civilizada y da lugar al conflicto y al belicismo? ¿Sería la solución a estos problemas la implantación de un estado mundial centralista y férreo, como el de la obra de Huxley?  ¿A qué llamamos progreso y de qué manera podríamos encaminar a la sociedad de una manera no restrictiva ni opresora hacia él? ¿Debemos pagar el precio de la eliminación de la tradición para centralizar la sociedad y vivir en comunión con todos y con todo? ¿Cuál es la utopía, al fin y al cabo, de un mundo feliz?

«A medida que la libertad política y económica disminuye, la libertad sexual tiende, en compensación, a aumentar. Y el dictador (a menos que necesite carne de cañón o familias con las cuales colonizar territorios desiertos o conquistados) hará bien en favorecer esta libertad. En colaboración con la libertad de soñar despiertos bajo la influencia de los narcóticos, del cine y de la radio, la libertad sexual ayudará a reconciliar a sus súbditos con la servidumbre que es, su destino.

Sopesándolo todo bien, parece como si la Utopía se hallara más cerca de nosotros de lo que nadie hubiese podido imaginar hace sólo quince años. Entonces, la situé para dentro de seiscientos años en el futuro. Hoy parece posible que tal horror se implante entre nosotros en el plazo de un solo siglo.»

Aldous Huxley: Un mundo feliz, prólogo 

Autor:

Manuel Daza Ramos. José Luis Fernández Moreno. Profesores del Departamento de Filosofía IES Mediterráneo. Salobreña (Granada)

7 comentarios sobre “Un mundo feliz

  1. Esa es la cuestión,un mundo feliz anteriormente podría haber sido libertad para votar,o para opinar,o para amar,eso era lo que antes buscábamos,ahora nos conformamos con un mundo parecido al de Huxley,porque en parte todo ello parece dar igual,solo nos interesa tener mas poder y quizás eso se deba a una sociedad que nos incita a ello,porque la felicidad ahora es tener ese videojuego que cuesta mucho dinero o comprarme vestido caros,es el símbolo de poder,de felicidad porque tengo «todo» y nos conformamos con eso,con ese engaño sin darnos cuenta que dejamos atrás derechos y libertades .Un gran papel juegan en ello los medios de comunicación que se centran más en cuestiones secundarias que en lo que de verdad le importa a la gente para evadirla de la realidad,de lo que se está produciendo en la sociedad y de sus terribles consecuencias y bueno,en realidad ahora mismo,todo nos incita a ello,hasta las leyes que nos prohiben manifestarnos siquiera sentándonos en el suelo,este es el mundo que creo que pensaba Huxley,en el que todos acatamos las normas dejándonos llevar por intereses materiales y dejando que el sistema nos aplaste haciéndonos creer que más tecnologia o en definitiva,más dinero,nos hará mas libres o nos dará mas derechos sin darnos cuenta de que a veces es todo lo contrario,que es otra forma de volvernos sumisos y obedientes ante lo que el sistema desee hacer con los individuos.
    ¡Enhorabuena por tan buena entrada Álvaro,y a los demás compañeros también por darle tanta vida al blog!.

  2. El tema da mucho juego y ha generado muchos de los trending topics de la Historia de la Filosofía. Las dudas sobre si el «progreso», en el que inocentemente confiaron los filósofos ilustrados, nos ha llevado a una sociedad mejor ya las planteó Nietzsche y en un sentido muy diferente las críticas a la sociedad capitalista que realizaron los filósofos marxistas y el anarquismo.
    Si bien es cierto que el progreso ha traído mayores niveles de bienestar y prosperidad a una mayor cantidad de población, también hay que tener en cuenta que ese progreso sólo ha sido posible sobre la explotación de grandes sectores de la población y el expolio de los recursos naturales. Que ha habido progreso no cabe la menor duda, que los beneficios del progreso se hayan repartido equitativamente, eso es más cuestionable.
    Sobre la división social que hace Huxley en su obra, Platón ya propuso en «La República» estructurar la polis sobre una clasificación de los ciudadanos en función de sus capacidades intelectuales y morales. Como no podía imaginar un sistema de producción de seres humanos distinto del que todos conocemos (su madre era partera), imaginó que la polis, el Estado, podía seleccionar mediante la educación ( a base de reválidas) a la población, de manera que finalmente la sociedad se estructurase sobre tres tipos: gobernantes (filósofos), auxiliares (guerreros) y productores.
    En la actualidad, no pocas voces autorizadas, nos advierten de un sistema social en el que los medios de comunicación están al servicio de poder y del orden establecido. Los grandes centros comerciales y los mass media tienen como objetivo, no sólo mover una economía que favorece a unos pocos, sino generar una gran ficción en la que la apariencia de libertad (de consumo fundamentalmente) y de igualdad sustituya a una libertad social y política.

  3. ¿Puede existir un mundo feliz sin libertad? ¿Es la libertad el precio que debemos pagar por vivir en un mundo sin sufrimiento? ¿Merece la pena vivir una existencia que no nos pertenece, que un poderoso ha planificado para nosotros? ¿Al final tendremos consciencia de haber vivido realmente o tan solo de haber cumplido una función predeterminada por los que nos manejan? Un mundo gris pleno de comodidades y placeres pero sin emociones vitales como la amistad, el amor, el éxito, no puede ser un mundo feliz, pues falta un aspecto muy importante de la vida, que es la emoción,y ésta solo se concibe como parte del principio más básico de la existencia humana, la libertad, sin la cual, dejaríamos de ser humanos para convertirnos en una subespecie que no es dueña de su destino.
    El progreso del ser humano tiene como base dos grandes pilares, la libertad de pensamiento y de expresión y, el conflicto, que han sido el motor del progreso humano a nivel social, moral y económico.
    ¿Qué es un mundo feliz? Difícil respuesta ya que para cada uno de nosotros sería algo distinto pero a la vez parecido, ya que no puede existir una sociedad feliz que no cumpla los principios básicos de la democracia: igualdad, libertad y fraternidad. De forma que si la felicidad es una utopía digamos que los principios democráticos pueden ser lo más cercano a ella.
    El dilema quizás se resuelva si pensamos más que en un mundo feliz en un mundo lleno de vida y libertad.

    1. Si una condición necesaria para que exista el progreso es el conflicto, entonces deberíamos empezar por renunciar a la felicidad si queremos seguir progresando. Es cierto que no ha habido progreso, especialmente en el orden político y social sin conflicto. Las conquistas sociales han sido el resultado de conflictos, y pretender eliminar el conflicto de la vida social, moral y política es algo irreal, imagino que tan sólo apropiado para los Teletubies. El propio desarrollo del ser humano requiere aprender a vivir con el conflicto.
      Quizá lo que tendríamos que hacer es rechazar una idea naif y simplona de felicidad como un ideal a lo que aspirar alejado del mundo y de las condiciones materiales en las que vivimos.
      Jose Luis. Departamento de Filosofía

  4. Es un tema muy curioso y del que se puede sacar mucho jugo.
    Creo que es imposible llegar a progresar sin cometer errores, precisamente son gracias a estos a los que llegamos a cambiar nuestra forma de pensar, la política y sociedad.
    Lo que narra esta historia, a mi parecer, «un mundo feliz» según lo dicho solo consiste en satisfacer los deseos primarios y algunos secundarios permitidos por los manda más, biologicamente hablando si que podriamos llamarlo «felicidad».
    Conseguir un mundo completamente feliz es imposible, no se puede conseguir quitando toda la criminalidad, el mal y demás, todo esto (aunque a veces cueste creerlo) es necesario. Solo uno mismo puede conseguir lo que considera como «felicidad».
    Lamento el comentario tan extenso y felicidades a Alvaro por la entrada. Muy buen trabajo e interesante.

  5. Es increíble cómo realmente esta sociedad se parece más a la de Huxley que a la de Orwell. Mientras tengamos placeres cubiertos nos olvidamos de nuestros derechos, porque los derechos a la vez son obligaciones, y cuesta esfuerzo mantenerlos.

  6. Por lo que he leido el libro parece entretenido y cautivador por el tema, pero yo creo que un libro de este estilo ahora podrian ser falsas esperanzas para muchas personas, por como esta la situacion mundial esos avances son de un futuro muy lejano.

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